Apasionado de la velocidad, la sencillez , la cercanía, y la optimización de procesos de crecimiento y desarrollo tanto personal como profesional, buscando la máxima rentabilidad en todos los sentidos. Nos invita a pensar con convicción y seguridad que lo único que nos limita son esos pensamientos que no nos permiten creer en nosotros y nuestras capacidades.

Gabriel Gorce ha superado barreras y desafíos que le han permitido obtener uno de los triunfos más grandes en Esquí, en los Juegos Paralimpícos de Sochi 2014 dónde obtuvo la medalla de bronce (junto a su guía Arnau Ferrer), y recibió el premio al mérito deportivo, además de convertirse en subcampeón del mundo en ese mismo año, y atesorar hasta 3 diplomas paralímpicos. Con todo ello, se mantuvo dentro del TOP 5 en los Campeonatos del Mundo del 2011, 2013 y 2015. Desde el momento en que Gabriel conoce el deporte a los 9 años, le encanta y se convierte en una forma de autodescubrirse.

Desde el conocimiento interior, la aceptación, superar desafíos y objetivos, la autoconfianza, el trabajo en equipo, y una familia desestructurada, Gabriel entiende que “la vida puede darte una segunda oportunidad”.

En 2014, no solo consiguió uno de sus mayores sueños (ser medallista paralímpico y subcampeón del mundo de esquí), sino que todo ello le hizo entender que "todo está en tu cabeza". Con un futuro laboral incierto, decidió colgar las botas y "buscarse la vida" en algún trabajo donde aceptaran a personas de sus características.

Fue en el año 2018 cuando, cansado de una vida "ordinaria", con un trabajo y sueldo fijos, y una pasión por la música y las artes escénicas, sintió que ese paradigma laboral no encajaba con él. Armándose de coraje y su mentalidad de alto rendimiento, se lanzó al mundo del emprendimiento por primera vez, esperando sobrevivir a la transición.

No solo ha logrado ser una de las pocas personas con un 85% de discapacidad en posicionarse como uno de los referentes en el ámbito del emprendimiento de alto rendimiento, sino que, ni siquiera su único 10% restante de visión en un solo ojo le ha impedido gestionar su propio negocio digital y crecer a una velocidad vertiginosa con sus propios medios (incluso en pleno confinamiento) y construir un proyecto que, no solo cerró su 4º año con una facturación de más de 100.000€ al año, sino que ha impactado a miles de personas en habla hispana.

Sin embargo, para Gabriel, lo más importante siempre ha sido el impacto en las miles de personas a las que la “autoinclusión” ha ayudado, así como a emprendedores y líderes a convertirse en seres de alto rendimiento.